Meteorología espacial
Es difícil comprender el poder del Sol, una frenética bola de gas caliente 1,3 millones de veces más grande que la Tierra. Emite constantemente viento solar, una corriente de partículas atómicas cargadas de energía, y libera de forma sistemática eyecciones de masa coronal, colosales explosiones de plasma solar que es lanzado al espacio.
Los fenómenos solares extremos (llegada de rápidas nubes de plasma o corrientes de viento solar a alta velocidad) alteran el campo magnético protector de nuestro planeta, creando tormentas geomagnéticas en la Tierra. Un evento de esta índole tuvo lugar en 1859, provocando auroras espectaculares y sobrecalentando los cables del telégrafo, pero sin daños permanentes en las modestas tecnologías que se utilizaban por aquel entonces.
En la actualidad, un fenómeno solar de gran envergadura podría alterar o dañar gravemente sistemas del siglo XXI que resultan vitales para el funcionamiento de la economía diaria en Europa, como satélites de navegación y telecomunicaciones o redes eléctricas y servicios de comunicaciones. Según estimaciones recientes, un único fenómeno meteorológico espacial de gran magnitud podría causar un coste socioeconómico de 15.000 millones de euros a Europa, e incluso una actividad solar normal podría tener un efecto costoso en los satélites y la infraestructura terrestre.
No podemos controlar nuestro Sol, pero unos avisos oportunos, como los que se emitirán gracias a la futura misión de alerta solar Lagrange de la ESA, permitirá a las autoridades civiles y a los operadores comerciales adoptar medidas de protección para minimizar las pérdidas económicas y evitar un desastre que nos afectaría a todos.
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